Investigación del Cerebro en
la Clase de Lenguas Extranjeras
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CREANDO UNA CLASE CON AMBIENTE COMPATIBLE AL CEREBRO
Estudio del Cerebro y Aprendizaje Temprano del Lenguaje
Al examinar los métodos que realzan el aprendizaje del primer idioma y los tipos de actividades y ambientes positivos que afectan a la total adquisición de este proceso, los profesores adquieren una clara visión de lo que es la creación de clases compatibles al cerebro. Casi todas las habilidades de lenguaje para niños pequeños deben ser adquiridas mediante experiencias naturales de adquisición. Este fenómeno es referido como una aproximación natural del aprendizaje del idioma (Krashen & Terrell, 1983). Según estos autores, una persona debería aprender una segunda lengua de la misma manera que aprendió su idioma nativo.
La
aproximación natural alienta a las
habilidades auditivas y de entendimiento antes que al desarrollo del habla, la
lectura y la escritura.
Muchas teorías han sido desarrolladas para investigar la óptima edad, en la cual se debería emprender el estudio de una segunda lengua. Estudios han demostrado que la Teoría de la Plasticidad del Cerebro (Baker, 1993; Chugani, 1996; Nash, 1997), la Teoría Biológica de la Predisposición (Lemke, 1990; Genesee, 1996), la Teoría de la Impresión (Asher & Garcia, 1984; Celestino, 1993; Hart, 1983) y la Teoría Magnética Nativa del Lenguaje (Kuhl, 1994) comparten la idea de que individuos jóvenes expuestos al lenguaje a una temprana edad tienen una mayor probabilidad de adquirir su correcta pronunciación; asi como su proficiencia en el mismo. Apoyando esta noción, Begley (1996), se refiere al cerebro como un embrollo de neuronas esperando ser entretejidas en el tapiz de la mente. Ella describe a las neuronas de un recién nacido como un circuito sin programar con un potencial infinito, comparable con los chips encontrados en las computadores pentium antes de que las compañías de computación los cargen con programas. Begley reporta que los circuitos de la corteza auditora del cerebro estan enrejados a la edad de 1 año. Finalmente concluye que la ventana de comprensión para un total aprendizaje del cerebro es desde el nacimiento hasta los 10 anos de edad. Begley advierte que los períodos críticos del aprendizaje del lenguaje se cierran a medida que pasan los cumpleaños del niño.
Estudios recientes indican que la ventana para adquirir la sintáxis de un idioma se cierra a los 5 o 6 años de edad, mientras que la ventana que permite la incorporación de nuevas palabras del nuevo lenguaje nunca se cerrará. Por otro lado, Nash indica que la habilidad de aprender un segundo lenguaje sufre una firme e inflexible declinación después de los 6 años de edad. Curtiss, Catedrático de la Facultad de Linguística en UCLA, indica que después de este período crítico, el cerebro transforma su plasticidad lentamente. Por ejemplo, cuando unl niño alcanza la adolecencia, su cerebro no puede desarrollar normalemente ningún nuevo sistema cognitivo, incluyendo el lenguaje (“Language Learning and the Developing Brain”, 1996). Otros tienen estudios documentados que apoyan a la adquisición temprana del lenguaje y creen que claramente aparece una “ventana de oportunidad” cuando el cerebro es eficiente al aprendizaje en particular. (Chugani, 1996). Información eximida por el Dr. Phelps del Departamento Molecular y Médico de Farmacología de la Escuela de Medicina de UCLA indica que las experiencias de aprendizaje de un niño determinan qué tipo de conexiones cerebrales se desarrollan y cuáles no funcionan más (“Language Learning and the Developing Brain”, 1996). Phelps documenta también que existen estudios, los cuales demuestran que el cerebro de un niño de 2 años tiene igual cantidad de conexiones que un cerebro adulto. El fallo de aprender una habilidad en este período sensitivo acarrea una significación importante debido a que el cerebro joven debe usar esas conexiones o las perderá. Esto puede ser explicado mediante la construcción de los hábitos del habla, los cuales ocurren a la edad de 10 años y también a través de la existencia de la barrera de la edad en la adquisición del lenguaje. Ambas se encuentran entrelazadas tanto por factores psicológicos como por factores neuropsicológicos. (Clyne, 1983; Krashen, 1976).